¿Cuántas cartas de Pablo hay en el Nuevo Testamento?

Por: Pastor Mario Vega.

La autoría de las cartas de Pablo es un asunto que ha llamado la atención de los biblistas con mayor intensidad en los últimos cien años, aproximadamente. Quizá deberíamos comenzar distinguiendo entre lo que dice y lo que no dice el Nuevo Testamento. Por ejemplo, en el Nuevo Testamento no hay nada escrito con respecto a que la carta a los Hebreos fuera escrita por Pablo; además, el texto ni siquiera hace alguna referencia ‘a los hebreos’. El nombre de la carta como a ‘los hebreos’ apareció más de cien años después de haber sido escrita. Es importante recordar que ninguno de los libros de la Biblia se escribió con un nombre. Los nombres se les dieron muchos años después y por personas que no tuvieron ninguna conexión directa con los autores.

Pero, tenemos trece cartas en el Nuevo Testamento que sí llevan incluido el nombre de Pablo dentro del texto. ¿Nos garantiza la inspiración de las Escrituras que cuando una carta lleva el nombre de Pablo es él quien la escribió? De ninguna manera. En la antigüedad existía la costumbre de atribuir una obra de importancia a una gran autoridad. Los discípulos de Pablo escribieron diversas cartas siguiendo la línea teológica de su maestro. Algunas de esas cartas llegaron a convertirse en documentos muy valiosos y apreciados por las iglesias. Utilizando el recurso de la seudonimia colocaban el nombre de Pablo para dar autoridad a sus escritos. Esto en ninguna manera llevaba la intención de engañar. Todo lo contrario, el propósito era dotar de autoridad a un documento para asegurar la preservación de las enseñanzas de Pablo.

Las cartas que llevan el seudónimo de Pablo fueron escritas después de su muerte. Consecuentemente, no muchos podían ser engañados con la idea que era Pablo quien escribía. La mayor parte de iglesias sabían que eran los seguidores de la teología de Pablo quienes estaban escribiendo esas cartas. Con el paso de los siglos, las iglesias fueron perdiendo la distinción entre las cartas auténticas de Pablo y las de sus discípulos. Por varios siglos se consideraron de Pablo todas las cartas que llevan su nombre y, en algunas épocas y lugares, también se atribuyó la carta a los Hebreos a Pablo.

Pero, con la aparición de la crítica bíblica y el desarrollo de estudios muy serios y científicos de las Escrituras, se notó una serie de inconsistencias de diversos tipos que hacían muy difícil el continuar sosteniendo que todas las cartas que se atribuían a Pablo fueran realmente de él. Siendo que el estudio de las Escrituras no es una ciencia absoluta, no es posible llegar a un consenso total entre los biblistas. Pero, resumiendo grandemente las cosas puede afirmarse que existe un acuerdo del 100% entre los expertos que son de Pablo las siguientes cartas: 1 Tesalonicenses, Gálatas, 1 y 2 Corintios, Filipenses, Filemón y Romanos. A estas siete cartas, por la misma razón, se les llama cartas auténticas de Pablo.

Con respecto a las otras cartas las opiniones de los biblistas se ubicarían así: un 90% cree que Pablo no escribió 1 y 2 Timoteo y Tito. Un 80% cree que no escribió Efesios. Un 60% cree que no escribió Colosenses. Y el 50% cree que no escribió 2 Tesalonicenses. En la medida que el tiempo transcurra y que los estudios continúen profundizándose, existirá cada vez mayor seguridad para ir definiendo las autorías. Por hoy, solamente hay certeza completa con respecto a las siete cartas ahora llamadas auténticas.

¿Qué versión de la Biblia es la más recomendable para el estudio personal?

Por: Pastor Mario Vega.

La traducción más apropiada de la Biblia está en función de la finalidad con que uno la lee. Como la pregunta se refiere a una traducción para el estudio personal se hace necesario aclarar que el estudio personal puede hacerse en dos niveles. El primero sería para una lectura para la reflexión y meditación espiritual. Con este propósito una traducción atractiva y cercana al lenguaje usual puede ser muy útil. Aquí cabe una traducción como la Nueva Versión Internacional, la cual, ha encontrado una aceptación mucho mayor que la que se esperaba. Está desplazando rápidamente a la tradicional Reina-Valera Revisada al punto que ya se han elaborado concordancias completas, se están publicando nuevos comentarios o adaptando anteriores y hasta ya existe la versión de la Biblia Thompson en NVI, también otras Biblias de estudio como la Biblia Arqueológica que fue publicada el año pasado.

El segundo nivel en que se puede tener un estudio personal es con la idea de un estudio minucioso, y en este caso, una traducción más literal, que mantenga las dificultades y ambigüedades del original, sería más aconsejable.

Es importante explicar esto. En los originales bíblicos en hebreo, arameo y griego se encuentran pasajes de difícil comprensión o ambiguos. A veces los autores no escribieron con claridad. Los traductores tienen a veces que adivinar qué querían decir. Y han de elegir, por tanto, entre traducir literalmente, manteniendo la ambigüedad original, o traducir libremente resolviendo la ambigüedad. La traducción Reina-Valera Revisada es una que sigue la línea de apegarse a la literalidad, lo cual, muchas veces puede representar dificultades o malas interpretaciones por parte del lector. Pero, brinda al estudiante cuidadoso una mayor aproximación a las ambigüedades u obscuridades de los originales.

La Reina-Valera Revisada sigue siendo fundamental para los evangélicos y protestantes. Es fiel al original y contiene un bellísimo castellano pero que no es el del habla popular, principalmente de Latinoamérica.

Para aquellos que quieren aproximarse a las Escrituras sin tener conocimientos de las lenguas originales pero que desean estudiar en serio la teología y la Biblia, les será imprescindible la Sagrada Biblia de Cantera-Iglesias. Esta traducción católica es exegética y literariamente la que mejor sirve a esos fines, tanto por su fidelidad al original como por sus introducciones y notas. Sin embargo, para el lector casual puede resultar oscura y un poco complicada.

Como puede verse, todas las traducciones tienen su virtudes y sus debilidades. Por ello, quienes tienen la mayor razón son quienes sugieren que lo mejor es disponer de varias traducciones al mismo tiempo. El tener diversas traducciones hace posible comprender de mejor manera un pasaje al tomar nota de las formas diversas o similares en que es traducida por diferentes equipos. Una buena herramienta que facilita esto es el Nuevo Testamento Multiversiones. También existe la Biblia Paralela, que contiene en un solo volumen las traducciones Reina-Valera Revisada y la NVI. Espero que esta corta explicación sea de utilidad.

Por qué la genealogía de Jesús que presenta el evangelio de Mateo es diferente a la que presenta el evangelio de Lucas?

Por: Pastor Mario Vega.

Las dos genealogías del Señor Jesús han sido motivo de controversia desde los orígenes del cristianismo. Ya Eusebio en su ‘Historia Eclesiástica’ hace mención de las dificultades que tenían los cristianos para explicar las diferencias entre ambas genealogías.

Las explicaciones en el sentido que una es la genealogía a partir de José y la otra es la genealogía a partir de María ha mostrado ser una explicación inconsistente. Además, a lo largo de la historia de la exégesis bíblica, hubo épocas cuando se consideró que el evangelio de Mateo presentaba la genealogía de María y épocas cuando se pensó que era la de José. Pero ambas opciones no dan explicación satisfactoria a la pregunta de por qué tendría que consignarse la genealogía de una persona, José, que no tuvo ningún parentesco con Jesús.

De igual manera, la explicación que una es la genealogía natural y la otra la legal es el mismo argumento usando otras palabras. Y deja todavía sin responder las cuestiones principales.

Vamos a dar un gran salto en la historia para llegar hasta las conclusiones de la crítica histórica moderna, que nos presenta la explicación más aceptable. Para ello, es necesario comprender la diferencia entre ‘historia’ e ‘historicidad’. La historia es el estudio científico y objetivo de hechos que ocurrieron en el pasado. La historicidad es el destacar y tomar aspectos del conocimiento histórico que pueden ser importantes para nosotros.

Los evangelios no son históricos sino que son historicistas. Esto, en ninguna manera significa que no son verdaderos. Hemos dicho que la historicidad parte del conocimiento histórico, consecuentemente, sus conclusiones se basan en elementos ciertos. Digámoslo en otras palabras: los evangelios no son libros de historia, son libros que interpretan la historia. Como interpretación, se da paso a la introducción de la fe y la esperanza cristianas.

Ni siquiera los evangelios pretenden ser históricos. Un ejemplo sencillo de verificar es que Mateo afirma en 1:17 que hay catorce generaciones entre Abraham y David, catorce entre David y la deportación y catorce entre la deportación y el Cristo. (Nótese el uso del nombre Cristo, que es una articulación de fe, en una lista de nombres históricos). Pero, basta con saber contar para darse cuenta que tales números no cuadran. En realidad desde la deportación hasta Cristo hay solamente trece generaciones.

Otro dato que es muy evidente: desde la deportación hasta Cristo hay aproximadamente 500 años y ‘catorce’ generaciones; entre David y la deportación hay otros aproximadamente 500 años y catorce generaciones. Pero, entre Abraham y David hay alrededor de 1,000 años y solamente catorce generaciones. Eso demuestra que las genealogías no son completas, se saltan muchas generaciones. La historia no permitiría tal salto, pero la historicidad sí, pues solamente destaca lo que le interesa para el tiempo actual.

Nos ahorraríamos muchas dificultades de interpretación al estudiar los evangelios si pudiéramos comprender esta verdad. Que no puedo decir que sea una verdad sencilla, pero que trato de explicar de la manera más fácil corriendo con ello el riesgo de una comprensión incompleta o inadecuada.

¿El abuelo de Jesús fue Jacob (Mt) o Elí (Lc)? Pudiera ser que ninguno de ellos. Lo verdadero es que ambos fueron ascendientes de Jesús. Lo que no sabemos es cuántos saltos se están dando en cada genealogía. También pudiera ser que en algún evangelio no se esté produciendo ninguno. Pero, eso no afecta en nada la identificación de Jesús con Abraham y David o con Adán, como lo hace Lucas. De la manera que es históricamente correcto que Jesús es un descendiente de Adán, también lo es que lo fue de Abraham y de David. Aunque demostrarlo históricamente no sea del interés de los evangelistas.

¿Contienen entonces los evangelios informaciones falsas? De ninguna manera. Porque la historicidad no se opone a lo histórico, mas bien lo sigue. El comprender que el criterio de los evangelistas era historicista nos lleva a una comprensión de que no tenemos que escoger entre una genealogía y la otra. Podemos creer en ambas aunque sean diferentes. Eso es lo que la fe puede lograr. Porque la redacción de los evangelios se hizo partiendo de la fe. ¿Cómo se explican las diferencias? No se explican. Solo se comprenden. Y al comprenderlas se desvanecen.

Las genealogías se comprenden al comprender quién es Jesús. Si Jesús es el Cristo, es históricamente cierto que es hijo de Abraham, de David y de Adán. Eso es lo fundamental. ¿Por qué el camino que sigue Mateo es diferente al de Lucas? Porque ambos escribieron con propósitos teológicos diferentes. Ello dio como resultado genealogías diferentes. Siendo elaboradas con propósitos de fe, no deben verse desde el punto de vista histórico. Debe discernirse su mensaje para nosotros. Porque esa es la fuerza de la historicidad: destacar elementos de la historia para nuestra enseñanza en nuestra época. Por tanto, la interpretación correcta es aquella que nos muestra cuál es el mensaje de cada genealogía para nosotros hoy.