¿QUIEN DECIDE DIOS O YO?

Por: ALMA YESENIA MACHADO DAMIA

machadodamian21@yahoo.es

Como jóvenes cristianos, y no tan jóvenes, entre las cosas que más nos alegran es mantenernos íntegros ante Dios, cuando esto sucede sentimos que no hay montaña tan alta que no podamos sobrepasar, que no hay barrera que no podamos derribar, que no hay gigante que no podamos derrotar, sentimos que cuando pedimos cualquier cosa a nuestro Dios, él está presto a complacernos, sin embargo lo más difícil y triste es cuando le fallamos, cuando cometemos errores, aun sabiendo lo bueno y lo malo, y las consecuencias que esto podría traernos, un ejemplo sencillo seria, la música, si nuestra perturbación es la música secular, ¿que es lo que normalmente hacemos, cuando estamos buscando una estación cristiana? estamos decididos a no prestar atención a otras estaciones, y si por casualidad se sintoniza una melodía que nos llama la atención, tenemos dos opciones o la cambiamos inmediatamente o la dejamos y la escuchamos, cuando la canción termina, es posible que nos sintamos perturbados o que simplemente no represento nada, fue insignificante y aun nos sentimos igual de poderosos.

Pero el problema verdadero es cuando lo que nos perturba son pecados que nos pueden causar mucho daño espiritual, físico y emocional, hablemos de situaciones como tener relaciones sexuales antes de lo estipulado por Dios, cuando nos vemos inmersos en situaciones donde es muy difícil negarse a la tentación, no quiero entrar en detalles sobre cómo se dio o por que se dio, me interesa hablar sobre lo que sucede después de consumar el hecho. Nos sentimos sucios, pecadores, tristes sobre todo, y el llanto es incontenible y en la noche solos en nuestra habitación empiezan los sollozos ante Dios y después de llorar de tristeza lloramos de decepción, de porque Dios no pudo hacer algo, si él estaba presente, porque no lo impidió si él conoce nuestros corazones y sabe que lo menos que queremos es fallarle, entonces por que permitió esto, por que cuando mas pedimos que nos libre de la tentación es cuando más bajo caemos y más difícil es la recuperación. Y empezamos a resentirnos con Dios.

Pues quiero contarte de una de las grandes virtudes de las que Dios nos ha dotado y se llama razón, que los cristianos lo conocemos como libre albedrio, aplicado a esta situación seria, la capacidad de decidir si lo hago o no, si cometo el error o no, si peco o no.

Recordemos que para Dios no hay nada imposible y si él quisiera obligarnos a caminar recto, o a adorarlo fácilmente lo aria, con el solo parpadeo de sus ojos, caería el mundo completo a sus pies adorándolo, pero Dios no quiere eso quiere hombres y mujeres que lo adoren, y permanezcan fieles, por amor, por agradecimiento, no quiere un ejército de robots sirviéndole.

Retomando el ejemplo anterior, supongamos que cuando estamos con nuestro/a novio/a a punto de pecar no aparecerá de una manera sobre natural, dos manos envueltas en llamas y tomara al uno y al otro con la intención de separarlos, ¿por qué no? Porque el ya nos dio las armas para pelear esa batalla, el ya nos capacito para decidir hacerlo o no, y si eso fuera poco tenemos otra gran elemento con nosotros el espíritu santo. (2 corintios 1.22…nos ha dado las arras del espíritu en nuestros corazones) el cual habla a nuestros corazones y nos indica el camino correcto o la decisión correcta. Ahora lo que debemos hacer es prestarle atención a esa vocecita. y tomar su dirección.

Recordemos que en nuestras manos está la decisión, y aunque hayan muchas personas que digan “no lo pensamos, no nos dimos cuenta” eso es hasta cierto punto un engaño de Satanás por que antes de que la adrenalina suba y turbe nuestro cerebro, somos muy consientes de lo que estamos haciendo, y en realidad lo que sucede es que llega un momento cuando decidimos pecar y nos dejamos llevar, así que si hay momento cuando decidimos pecar en ese mismo momento podemos también decidir no hacerlo, hay que recordar también que no es fácil pero si se puede lograr si no recordemos Filipenses 4.13 “todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Y si hay personas que lo lograron no veo por qué nosotros no podamos.